Tabernero de tiza en la oreja, visionario de la Tapa

Tristemente nos dejó hace unos días Francisco Sánchez González, personaje conocido y querido entre la hostelería sevillana. Queremos hacer un pequeño homenaje a su memoria transcribiendo la carta que nos envía Emiliano Sánchez, Chef ejecutivo de uno de los locales que Francisco regentó.

Emiliano aprendió el oficio a su lado y, en estas líneas, nos cuenta como todo un sector de la ciudad también lo hizo. Hoy la tapa es algo inseparable de Sevilla, pero un día alguien tuvo que hacer esa unión. Según Emiliano fue Francisco,  el tabernero de la tiza en la oreja, el visionario de la Tapa.

«Francisco Sánchez González, tabernero de Sevilla, se puso tras la barra del Bar Estrella siendo un niño. Un negocio familiar que regentaba su padre, también hostelero de pro, desde 1939. Tras fallecer el padre de Francisco en 1951, su tío Ismael pasaría a dirigir el Bar Estrella, hasta jubilarse 28 años después.

En 1979 Francisco Sánchez González se hace cargo del Bar Estrella para seguir los pasos de su familia. Después de varios años trabajando mano a mano con mujer Lola, el Estrella ya brilla con una luz propia que lo distingue de los demás.

Bar Estrella empieza a asomar como punto de encuentro para pensadores de la época. Políticos, escritores, pintores y todo tipo de artistas y personajes relevantes de la ciudad de Sevilla se dan cita en su barra y sus mesas. Personalidades del resto de España, incluso del extranjero, también sabían que las ideas y el debate más actuales de Sevilla se respiraban en el Estrella.

A aquel tabernero de tiza en la oreja su Estrella se le queda ya pequeña. En poco tiempo, para 1984, encuentra la oportunidad de ampliar su idea de negocio y se hace con el Bar Giralda. Un bar que, en manos de su madrina, ya era parte fundamental de la sociedad sevillana.

Francisco Sánchez invierte los ahorros de toda una vida, simplemente para continuar con ella, para hacer día a día lo que mejor sabía. Tapas. Si el Giralda ya era popular, Francisco lo llevó a lo más alto. Raro era el sevillano que no considerase esta cervecería como «el mejo bar de tapas» de la ciudad y pocos foráneos que venían a la ciudad perdían la oportunidad de visitar aquel lugar del que tanto habían oído hablar.

El señor Francisco fue un visionario, elevó el concepto de tapa al lugar que ocupa ahora. Cuando todos pensaban en abrir restaurantes o cafeterías, él entendió mejor que nadie el concepto que ahora la UNESCO está a punto de reconocer como patrimonio español y por ende, sevillano.

Tapas más grandes que hasta entonces, pero tradicionales y elaboradas. Un nuevo concepto que hoy se identifica con la ciudad y en el que Francisco tuvo gran protagonismo. Así fue hasta Marzo de 2007, cuando decide retirarse aquel tabernero de tiza en la oreja y dejarnos su legado. Gracias por él y hasta siempre.»

Un amigo